domingo, 20 de diciembre de 2009

Moisés Ville, la búsqueda eterna de la libertad........

Hace poco más de diez días, realicé por motivos de estudio un viaje a la provincia de Santa Fé, recorriendo brevemente ciudades y pueblos que no se promocionan como puntos turísticos ni en la web ni en agencias de viajes. Con mis dos compañeras de viaje (Cecilia y Vanesa), entre mates, música y charla , pasamos horas en las rutas de la Pampa húmeda descubriendo paisajes y lugares desconocidos para todas y atesorando ,sin duda, historias de vida que nos conmovieron y emocionaron.
Uno de los lugares que visitamos fue Moisés Ville, un "pequeño" pueblo por el número de pobladores (cerca de 2.400 habitantes), sin embargo resultó ser "enorme" por su riqueza histórica y cultural.
Las mujeres tenemos el mandato ancestral de preservar la especie humana y trasmitir los valores de la cultura a las nuevas generaciones, nunca lo he sentido tán latente como en las mujeres que nos guiaron y recibieron en Moisés Ville, y nos mostraron la historia de sus antepasados y su amor por el cuidado de sus tradiciones y orígen.
Para relatar un poco de la historia de Moisés Ville transcribo algunos párrafos del libro "Aromas y sabores de las bobes de Moisés Ville" de Lilí Gonzales de Trumper y Ester Gabriel de Falcov (quien nos guió por el pasado, la fé y la esperanza de aquellos colonos).


"La primera inmigración judía en nuestro país, arribó el 14 de Agosto de 1.889 al puerto de Buenos Aires, en el carguero alemán Wesser. Llegaron 136 familias (824 personas) originarias de Kamenetz, gobernación de Podolia , rusia, huyendo del cruento régimen zarista y los "pogroms" (milicias armadas que atacaban los barrios judíos).
Estos primeros inmigrantes vinieron con contrato para adquirir tierras en Buenos Aires, pero a su arribo se enteraron que no habían sido reconocidos los convenios suscritos por sus representantes en Europa. Con otro destino, los enviaron en vapor hacia Rosario y de ahí en tren hasta la estación Palacios, aún en construcción sobre la ruta 34.
Allí quedaron abandonados a su suerte y sin el recurso del idioma para comunicarse. Se guarecieron en galpones y vivieron de limosnas que les ofrecían los pasajeros del tren y los obreros de la estación.
El hambre y la epidemia terminó con la vida de más de 60 niños enterrados en tarros y cajones de bulones.
En estas condiciones los descubre el 23 de Octubre el Dr. Guillermo loewenthal, científico judío austríaco encargado por el gobierno argentino del estudio del suelo de la vida rural.
Cuando el tren se detuvo para cargar agua, observó esa multitud de hombres y niños que hablaban una lengua para él conocida, el Idish. Interiorizado de esta situación, solicitó la intervención del gobernador de Santa Fé, don José Galvez......"
".........se logró que el terrateniente Pedro Palacios concretara, por fin, el asentamiento de 50 familias que habían quedado por no dejar a sus muertos. Otras yá se habían dispersado.
Palacios cumple con el compromisos vendiéndole las tierras a un valor de $40.- la hectárea, diez veces mayor que el valor real. El acto de entrega de las tierras se hizo con una simple ceremonia en la que el Rabino Aarón Halevi Goldman, jefe espiritual del grupo, puso nombre al pueblo. .....propuso "Kiriat Moshé" (en hebreo: Pueblo de Moisés) .........Por razones de traducción quedó la construcción Moisés Ville.
En Noviembre de 1889 los inmigrantes rusos fueron trasladados a 17km de Palacios, el área del actual centro. Se les dió lonas y postes de hierro como vivienda provisoria, semillas, herramientas y plazo para pagar la deuda con las primeras cosechas. Dejaban atrás las condiciones impuestas por los zares en oficio y comercio para convertirse en labradores.
Las primeras carpas se iluminaron con velas del viernes para celebrar en familia, y ritual religioso, la llegada del Shabat (sábado). Pero también sufrieron la agresión de gauchos matreros y codiciosos de las jóvenes judías, mataron a dos vecinos por defenderlas.
La ayuda humanitaria, desde un principio cordial, se la brindaron familias de gauchos mestizos, colaboradores en las tareas rurales, de quienes tomaron la figura del "gaucho judío".
Cabe destacar la actuación de Don Francisco y Carlos Scarafia ,y Chiafredo Coniglio, familias piamontesas yá asentadas, quienes con carros y arados tirados por bueyes trazaron la primera senda entre Moisés ville y Palacios para que los nuevos colonos no se extraviaran entre montes y chañares................"

"Por múltiples razones, hoy (2006), la población judía ha disminuído considerablemente. El pueblo ha sido declarado "Lugar Histórico Nacional" y una de sus sinagogas "Monumento Histórico Nacional"............"

Moisés Ville, me enseñó, me emocionó, me deslumbró y me dió una lección de fé y sacrificio. Conocerlo me creó la necesidad de saber más de las corrientes inmigratorias de mi país y sus protagonistas.
La Argentina debe reconocer la pujante impronta que los gringos dejaron a lo largo y a lo ancho de su geografía, abonando con su sudor y su sangre esta tierra nuestra ,dejando la semilla de su propia cultura que es parte de nuestro ser nacional.

"El pueblo te llama, la historia se vive, la gente te espera........................"

Moisés Ville, la búsqueda eterna de la libertad........



martes, 1 de diciembre de 2009

San Clemente del Tuyú, médanos, Pampa, un mar aleonado y ecos de payadas...........



En 1.997, mi padre optó por buscar un destino diferente para "comenzar" otra etapa de su vida (me maravilló ese desafío a sus 75 años), y lo alenté a que lo hiciera y oculté lo mejor que pude la tristeza de saber que no estaría yá a 30 minutos de mi casa.
Su búsqueda era alguna playa de nuestra costa atlántica y se instaló en menos de dos meses en San Clemente del Tuyú, en una casa cálida que mira a una calle arbolada, cerca de todo pero lejos del ruido, con ventanas que reciben los sonidos y el olor de la playa, en la que me gusta cobijarme en el invierno y respirar los tilos en la primavera.
San Clemente era para mí, hasta ese momento, solo uno más de los balnearios de la costa bonaerense del que nada sabía y tampoco me interesaba saber, sin embargo, la vida se encarga de mostrarnos nuevos caminos a descubrir y recorrer. Sigo aprendiendo que cada ciudad, pueblo o lugar tienen una riqueza y un encanto tán propio y particular que sería una necedad no entregarse a descubrirlos y disfrutarlos.
Sus playas enormes y plagadas de gaviotas, el viento en la cara y la arena inpertinente, sus calles soleadas y amigables, me invitaron desde el primer momento que llegué de visita y comencé a amar ese lugar, de gente buena y hospitalaria que había cobijado a mi papá (foráneo y capitalino), con la amistad que se brinda desde el corazón.
Comencé a "aprender" su historia y rebuscar sus leyendas , poco a poco fui encontrando datos y escritos de historiadores, viajeros y vecinos , y logré armar para mí un mural fantástico de historias, amores, colonos y mitos.
La zona se conocía, en la época de la colonización, como pagos de "Ajó" o "Tuyú", que significan "barro o arcilla" y conformaba los "Pagos de Monsalvo", amplia región que se extendía desde el actual partido de General Lavalle hasta el río Quequén Grande. Los "Pagos de Monsalvo" pasaron a denominarse "Partido de Ajó" y en 1884 General Lavalle.
Al final de la década del `30 comenzó a desarrollarse la zona costera al este del partido, dando origen a las localidades de San Clemente del Tuyú y Mar de Ajó. Más tarde surgieron Las Toninas, Santa Teresita, Mar del Tuyú, San Bernardo, Aguas Verdes y La Lucila del Mar. El partido se creó en 1978.
San Clemente del Tuyú fue el primer loteo del Partido de General Lavalle destinado a balneario Turístico en el año 1935.
Se asignó como día de la fundación de San Clemente del Tuyú, el día 23 de noviembre de 1935.
La estancia El Tuyú propiedad de la familia Leloir, fue cuna de la ciudad. Alrededor del año 1925, por iniciativa de la Señora Hortensia Aguirre de Leloir, heredera de la citada estancia, levanto las primeras casas veraniegas de la región, a la cual, en ese entonces, se llegaba de manera muy dificultosa, por caminos de tierra que se tornaban intransitables en tiempos de lluvia; casi 200 Km. que resultaban ni más ni menos en una verdadera carrera de obstáculos.
Parte de las tierras que pertenecían a la Estancia fueron donadas al primer campamento turístico organizado por el Touring Club Argentino.
Pero también en los pagos del Tuyú , la figura de Santos Vega recorre fantasmagoricamente en los silvidos del viento pampeano, viajeros con los colores rojizos del atardecer.

En lejanos tiempos vivía Santos Vega, payador extraordinario que llenaba la inmensa soledad pampeana con el eco de su canto y el rasgueo de su guitarra. Cierto día en que entonaba sus mejores canciones a la inmensa sombra de un ombú, ante paisanos de los más lejanos pagos, llegó al galope de un hermoso caballo, un forastero que ante la sorpresa general desafió al cantor. Santos Vega aceptó y su voz melodiosa ascendió en los aires como una enredadera cuajada de flores, todos escuchaban al poeta de la pampa, y creyeron segura su victoria. Sin embargo el desconocido no se desconcertó, y cuando llegó el turno, apretando contra su corazón la guitarra, comenzó a cantar y su voz tuvo arpegios nunca oídos, cálida y dulce, tenía una melodía que parecía diabólica. El forastero venció a Santos Vega, por cuya faz y la de sus amigos cruzó una sombra dolorosa.
El payador Juan Sin Ropa, no era otra cosa que la encarnación de Lucifer, pues solo el diablo, y únicamente él, podía vencerlo.
Nunca más se lo vió a Santos Vega, ni se escuchó su voz; aunque se afirma que en las noches serenas, emponchado y triste, al paso cansado de su caballo, con su guitarra abrazada a la espalda, cruza como una sombra la pampa callada.
Con razón ha sido considerada la legendaria figura de Santos Vega como la personificación del gaucho argentino. Tanto apasionó su estudio que está a punto de confirmarse su existencia real. Se exhumaron archivos, se conversó largamente con ancianos de viejos pagos que parece le conocieron en el Tuyú (Provincia de Buenos Aires), y hasta una tumba guarda, según investigadores, sus despojos mortales.

Corria el año 1945, cuando vecinos nativos de General Lavallese encontraban trabajando en los hornos de ladrillos del Señor Echarren en el monte de Las Tijeras de la Estancia “El tuyú”. Eran cuatro jóvenes Oraldo Echarren, Ismael Amestoy, Arnaldo Echarren y Damián Almada. Al extraer tierra negra para fabricar ladrillos, encontraron semienterrada una madera añeja al levantarla un hueso resurgió que resultó ser un fémur humano y al remover otro trozo de madera se descubrió un cráneo blanco. El administrador de la Estancia Sr Federico Wisky envió los restos para ser investigados por Bernardez Jacques.
De los relatos folklóricos de nuestros ancestros, cuentan que por los pagos del tuyú, un tal Vega que venía de los pagos de Dolores, y que era conocido por ser buen payador, arriando animales, al sentirse muy enfermo con mucha fiebre y sediento pide permiso para pasar la noche en la casa del mayordomo de la Estancia en donde cuidado por El, pasa la larga noche muy enfermo delirando. Cuentan que surge de ese relato la payada con el diablo, pasaje literario de la obra. Muere Don Vega y es enterrado al día siguiente por esa persona que veló sus sueños.

Hoy vuelvo a San Clemente de tanto en tanto, y abro las ventanas de la casita cálida que recibe los olores y sonidos del mar, yá no está mi "viejo" esperandome, sin embargo magicamente me encuentro con él ......en la playa plagada de gaviotas, en las calles arboladas, en el vivero, en el muelle de pescadores y "hablamos" en silencios compartidos y sigo estando con él , en ese su último lugar ,San Clemente del Tuyú...................................

sábado, 7 de noviembre de 2009

Recordando los ojos que miran al cielo..........................

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Now playing: Loreena McKennitt - Courtyard Lullaby
via FoxyTunes Una trivial conversación entre amigos, llevó inesperadamente mis recuerdos a un lugar donde la magia y el misterio fueron mis compañeros de ruta y el asombro se sumó para no abandonarme por varios días allá por la década de los 80.
Rapa Nuí devela, para quien sabe escudriñar entre sus piedras, más enigmas que certezas, más intrigas que respuestas y más silencios que voces.
Rapa Nuí es el nombre que los habitantes locales le dán a la Isla de Pascua, perdida en el Pacífico y legalmente perteneciente a Chile uanque vean a estos casi 2000 habitantes como algo lejano y exótico que poco o nada tiene que ver con el pueblo chileno.
A 3700 km de Chile y 4050 de la Polinesia ,la isla es la más aislada de todo el mundo, su lengua oficial es el español, sin embargo la mayoría de sus pobladores se comunica en un dialecto propio típico de la Polinesia.
Se denominan a sí mismos los "rapanuí" como a su isla, orgullosos de su pasado, extraños y afables con los visitantes. En el siglo XIX, parte de su población fue secuestrada y conducida al
Perú para ser esclavisados para trabajos forzados.

Miru A'Hotu y Tani Teako A'Hotu, de la tribu de los miru, habían aprendido de Have Hake cómo hacer los "moai".
Muerto Have Hake se mantuvieron cuidadosos de no revelar el secreto. De tal modo que se constituyeron en los maestros de la cantera de Rano-raraku .

El volcán abrió sus entrañas, y bajo el golpe febril de los escultores, fue entregando "moai" cada vez más gigantescos que, caminando solos, iban a ubicarse en distintos lugares de la isla. Muchos "moai" salieron de ahí.

Al compás de los cantos, de ritmos autóctonos, iban dibujando rostros sobre la roca grisácea, mientras los maestros Miru A'Hotu y Tani Teako A'Hotu dirigían a los escultores. Primero la cabeza, luego el cuerpo, el fino tallado de las orejas y de las manos, hasta que por fin el último golpe rompía la unión de la montaña, los moai, con sus órbitas secas, la nuca aplastada, con una mueca desdeñosa en sus finos labios salientes y las manos cruzando la barriga, bajaban del volcán caminando, iban hacia los "ahu".
Una tarde, mientras servían a los maestros la comida, uno de los ayudantes preguntó:

- Miru A'Hotu, ¿cómo se forma la cabeza de las estatuas?
Este sonrió y dijo:

- Es muy fácil; mira la tuya, entonces sabrás cómo la formamos.
Luego, otro preguntó:

- Tani Teako A'Hotu, ¿cómo se forma el cuerpo de los "moai"?
Y la respuesta fue la misma.

Ute-uka y Manu-ataki, que habían formulado las preguntas, regresaron preocupados a sus "hare-paena". No lograban comprender las respuestas. Como la hora era avanzada y la brisa soplaba tibia, decidieron darse un baño. Una vez en el agua, se miraron sus cuerpos, sus sexos y sus cabezas. Vieron que tenían una notable semejanza como los "moai". A partir de ese momento comprendieron que para hacer buenos "moai" deberían tomar como modelo sus propias figuras.

Ute-uka y Manu-ataki probaron esculpir una estatua, pero ella resultó muy fea. Los isleños al verla estallaron en risas y se burlaron de los escultores principiantes. Volvieron a esculpir otra, que resultó mejor, pero aún con defectos, hasta que un tercer "moai", que llamaron Have, fue perfecto, como la obra de sus maestros.
Llenos de alegría, Ute-uka y Manu-ataki ordenaron en voz alta: "¡Levántate y camina!". Y la estatua se incorporó y se fue caminando hacia Hotu-iti. Saltaron de regocijo: conocían el gran secreto, y para evitar competencias no buscaron ayudantes, sino que tomaron a una vieja para que los atendiera. Era una mujer vieja, fea, pero ignoraban que ella era bruja.

En una ocasión que los escultores salieron a pescar, y estuvieron todo el día en la faena, no cogieron ni un solo pez. Al anochecer, Ute-uka, desganado por el caso, lanzó al agua en un último intento la red. Al recogerla la sintió pesada; llamó a Matu-ataki, y con asombro vieron que en ella venía la fabulosa tortuga Urarape-nui, muy buscada porque existía la creencia de que al comerla se adquiría inteligencia extraordinaria, larga vida y mucha fuerza. Rápidamente la mataron y se la adjudicaron en partes iguales. De regreso, en la playa, prepararon un sabroso "umu", que se comieron sin dejar nada.

Al día siguiente, al amanecer, llegó la mujer que los atendía. Al ver la coraza de la tortuga, ansiosamente buscó un trozo de carne, sin encontrar nada. Dominada por la cólera, preguntó:

- ¿Dónde está mi parte?
- No hay nada para ti -le respondieron Ute-uka y Manu-ataki.

La vieja se llenó de rencor, y sin decir nada se alejó furiosa a refugiarse en una cueva. Al atardecer, mientras el viento movía ondulante al pastizal, vio venir, desde las faldas del volcán Rano-raraku, a algunos "moai". Indignada les salió al encuentro, y con voz terrible les gritó:
- ¡Detenéos, no caminéis más!.
Y los "moai" quedaron paralizados. Entonces la bruja, volviéndose hacia los "ahu", ordenó:
- ¡Caed de vuestras bases!
Y los colosos, que permanecían arrogantes, inmóviles sobre las plataformas, cayeron acompañados de un estruendo ensordecedor.
La vieja, asustada de lo que había pasado, quiso huir, pero en su intento fue aplastada por un enorme "moai". De los hombres no se supo nunca más.

Cientos de leyendas hablan sobre la existencia y creación de los colosos, lo único importante para mí fue estar allí y verlos, jugando entre verdades y fantasías, ensueños con cielos azules y aguas verdes, playas blancas y silencios sonoros , temeraria búsqueda de verdades que nunca me serán develadas y prefiero que así sea, el mundo que habitamos sin misterios no vale la pena ser vivido................................


De las leyendas del origen de la Isla de Pascua, se desprende que ésta sería la única salvada de una gran catástrofe donde todo un archipiélago desapareció en el centro del Pacífico Sur.

Fue el capitán holandés Jacob Roggenveen el primer occidental en llegar a la Isla de Pascua en 1722 encontrando una tierra devastada por la erosión, la sobrepoblación y las luchas internas. Tampoco le pasó desapercibido el hecho de que en esa porción de tierra coexistieran dos etnias antropológicamente diferentes. Cuyas diferencias sobrevivían pese a la frecuencia con que se llevaban a cabo matrimonios mixtos. Las comunidades en sí apenas recordaban sus diferencias originales, pero a Roggenveen le quedó claro que mientras uno de los grupos nativos era de estatura media-baja y mostraban una piel morena, el otro sobrepasaba la media normal de la zona, siendo unos indígenas de rasgos más indoeuropeos, que mostraban una tonalidad dérmica mucho más clara.



Los rapanui se llamaban así mismos como a su isla. Descubierta el domingo de la Pascua de Resurrección de 1722 por Jacob Roggenvee, la conocemos por ello como Isla de Pascua. Citamos sus misterios... los moais, especie de hieráticas esfinges o dioses, bustos de personajes que presumiblemente retrataban a las cabezas de los clanes, como lo hicieran los olmecas; su población, los orejas grandes, con rasgos de índole indoaria. O sus túneles subterráneos que comunicaban la isla con el mar e incluso supuestamente con las otras islas.
Los rapanui se llamaban así mismos como a su isla. Descubierta el domingo de la Pascua de Resurrección de 1722 por Jacob Roggenvee, la conocemos por ello como Isla de Pascua. Citamos sus misterios... los moais, especie de hieráticas esfinges o dioses, bustos de personajes que presumiblemente retrataban a las cabezas de los clanes, como lo hicieran los olmecas; su población, los orejas grandes, con rasgos de índole indoaria. O sus túneles subterráneos que comunicaban la isla con el mar e incluso supuestamente con las otras islas.

sábado, 10 de octubre de 2009

La novia de la laguna...........



La palabra Champaquí, deriva del quichua: -Champa- vocablo que se refiere a césped o pastos con raíces en suelo de humedad permanente. Esta es una de las características del Cerro. El conocido quichuista Domingo Bravo, dice que la voz champa significa: césped arrancado para obstruir una corriente de agua, para limitarla o derivarla. En Salta la palabra champa se utiliza para designar trozos de tierra o de barro con raíces y también a la leña delgada, que es la primera que se coloca para encender el fuego.

El conocido lingüista Lafone Quevedo, encuentra el subfijo Qui o M en algunos apellidos indígenas y en algunos nombres de pueblos que llevan el del jefe o cacique indio.

El verde césped de la cumbre del cerro, los numerosos ojos de agua, la enorme cueva en la roca viva, ideal como atalaya para el dominio de una vasta extensión serrana, nos permite pensar que el cerro fue habitado por un cacique que reinaba en la Región del Césped (Champa-Qui).

He conocido por vecinos del valle de San Javier, en casa de Tomás Domínguez la leyenda de la novia de la Laguna. Después de la pampilla de la cima, farallones a modo de fuerte custodian una laguna circular, alimentada por arroyos. En los atardeceres se alza un suave vapor, que el sol tiñe de rojo y de oro. Entonces aparece una mujer de cabellos rubios envuelta en blanco y anaranjado tul: Es la novia de la Laguna. La conocía por Raúl Verde Paz como leyenda del Champaquí.

En una de las grandes cuevas, en la falda oriental, poco antes de llegar a la cumbre del cerro, vivía un jefe indio, que desde esa atalaya natural vigilaba toda la región. Desde ese amplio horizonte descubrieron un día gentes de raza blanca, al oeste en el Valle de San Javier. En una de sus incursiones al otro lado de la sierra, cortada a pico, raptó a una muchacha rubia de rara belleza. La llevó a su cueva de la montaña como hizo Bamba en el Valle de Punilla.

Las expediciones de los españoles, por rescatar a la chica fracasaron, pues la abrupta montaña no daba paso, que sólo se franqueaba por tres peligrosos desfiladeros: la cuesta de las cabras, la quebrada del tigre y la cuesta de las totoras.

No estaban resignados a perderla y en su angustia en la esperanza de verla, miraban al cerro. Sólo en los atardeceres sin niebla y luminosos, creían verla. El rojo color del crepúsculo y el blanco del vapor de agua, formando hermosas combinaciones, por un natural espejismo, reproduce una figura humana de mujer que parece danzar envuelta en gasas sobre la cabeza del Champaquí. Por eso la llaman la Novia de la Laguna.

Cielo de águilas y América india........



LA PROVINCIA DE LOS COMECHINGONES

La cordillera grande llamaban los españoles a la sierra de Viarapa o Chalaba, hoy Achala, que divide el valle donde se pone el sol o valle de Salsacate, poblado por tribus comechingones, del valle del sol que es el Valle de Calamuchita. Al sur del cerro Champaquí la sierra era llamada Yamcanta (Yacanto) es la que hoy denominamos Comechingones o sierra de Calamuchita.

La provincia de los Comechingones fue... "una verdadera isla arqueológica que mantuvo libre de influencias extrañas, la vieja cultura autóctona del Noroeste, cuando ella había desaparecido de otras regiones...”, afirma Francisco de Aparicio. Por relatos de Pedro Cíeza de León en la crónica de las guerras del Perú, que es un relato de la civilización incaica del siglo 15, publicada en Amberes en 1554 y por relatos de soldados de la expedición de Diego de Rojas que combatieron al lado de Francisco de Mendoza, conocemos que los comechingones defendieron su territorio contra la invasión española, "puestos en escuadrón" y peleando durante la noche "trayendo lumbre muy escondida", se protegían el cuello con collares de cuero, usaban flechas envenenadas y para impresionar se presentaban con las caras pintadas, mitad negras y mitad coloradas.

Los conquistadores españoles continuaron la expedición de Rojas y entraron en la región de "Córdoba del Tucumán'. Encontraron indígenas distintos a los conocidos, pues eran gente barbuda que vivía en cuevas semisubterráneas, característica de las tribus comechingones. Ha sido largamente debatida la vivienda de los primitivos habitantes de Córdoba. Las observaciones arqueológicas de Rex González en "los Fondos de vivienda" encontrados en Rumipal, coinciden con las informaciones históricas conocidas "las casas son bajas y la mitad de la altura que tienen están bajo la tierra y entran a ella como a sótanos…”.

Poco sabemos de sus fiestas y Barzana nos dice que los comechingones eran dados a cantar y bailar, después de haber caminado todo el día, bailaban y cantaban en coro durante la mayor parte de la noche. . . ".

De su vestido dice el Profesor Antonio Serrano que era la clásica camiseta peruana, "tejidas de lana de guanaco y guarnecidas con aplicaciones de chaguiras hechas con valva de caracoles. En invierno agregaban una manta también de lana como abrigo...”.

En su religión, según Cieza de León tenían por dioses al Sol y la Luna. Su alimentación era más completa que la de los actuales serranos, pues además del maíz, el zapallo, los porotos y los productos naturales como la algarroba, agregaban la caza de animales y la pesca que era abundante.

lunes, 3 de agosto de 2009

Recorriendo "El Paraíso"


Una de las entradas a la casa................


Manucho en su jardín.........................
Dormitorio de Manucho...............

Sala con objetos peruanos, cerámica mochica e imágenes religiosas....
Sala de los retratos..........



El cuarto de las plantas..........



Parte del frente de "El Paraíso"

domingo, 2 de agosto de 2009

"El Paraíso"


"Pude ir a vivir a Florencia o a Rambouillet pero compré en cambio una casa en Córdoba porque creo que al país propio hay que sentirlo, juzgarlo, padecerlo, gozarlo, pero no abandonarlo. Hay que vivir y crear en el país de uno." Manuel Mujica Lainez


En una noche, extrañamente cálida de verano de los años 80, entré a "El Paraíso" llevada por circunstanciales amigos de vacaciones para conocer a "Manucho", fue quizás uno de los momentos que nunca voy a quitar de mis" memorias de viajes". En la puerta de la casa nos esperaba Manuel vestido de blanco y acompañado de su mujer Ana de Alvear, "Anita" para todos. Bucólico y extravagante como la casa misma, con el encanto y la distinción de clase heredada de siglos de aristocracia a la que se sumaba su infinita cultura y su amor al esoterismo, vivía en él una loca mixtura de Fé cristiana y paganismo. Él no lo sabía y era mi amigo desde hacía muchos años, de la mano de sus libros había comenzado mi adolescencia y seguía transcurriendo mi insolente juventud, que alardeaba por entonces de recién estrenados conocimientos universitarios como si tuviera el cúmulo de la Ilustración en mi vehemente cabecita. Creo que esa noche no logré articular más de veinte palabras, solo me dediqué a disfrutar ese encuentro único, escuchar, oír y tratar de aprender algo de esos seres únicos que la vida me prestaba...............................................................................................................................................



"A fines del 2006, despues de doce años de ausencia y cuando finalmente había logrado desprenderme de la que fue nuestra casa paterna, entré a "El Paraíso". Pedí hacerlo sola, el Museo y la Fundación estaban en ese momento intervenidos y no soy lo que se llama muy valiente. Había estado por última vez cuando murió mi madre y la velamos en el cuarto de las plantas que a ella tanto le gustaba. Lo que más recuerdo de ese día tan triste que marcaba el adios definitivo a un mundo que se acababa, es el perfume y el color amarillo y vibrante de las retamas.Llenamos canastos enormes con flores que después trasladamos a Los Cocos dónde está enterrada junto a mi padre......" Ana Mujica


Despues de muchos años volví a "El Paraíso", esta vez lo recorrí de la mano de una guía de la Fundación, sin embargo no la escuché demasiado, era encantadora y sumamente cálida, pero yo reviví "aquella" visita mía con Manucho vestido de blanco y Anita a su lado. Me llevaron por pasillos y habitaciones los fantasmas amigables de la casa y me sentí gratamente acompañada por ellos.
Reconocí aquellos objetos traídos de todo el mundo y de "La misteriosa Buenos Aires", me saltaba alrededor "Cecil", me invitaba a recorrer "El Laberinto" el ronroneo de Balzac que traviesamente me guió hasta "El hombrecito del azulejo". La casa se abrió como "El gran teatro", donde "Bomarzo" busca "El Escarabajo" y "El Brazalete" perdido seguramente en "El viaje de los siete demonios", en la sala de los retratos de la familia parecían escucharse las voces lejanas de los"Invitados en El Paraíso" y de "Los porteños", nadie faltaba , en el aire se percibía que "Aquí vivieron".
Cuando me fui, me llevé nuevamente aquella picardía de Manuel y de Anita, su refinamiento, su cultura, su exentricidad y sobre todo la alegría de reencontrarme con sus almas........................

sábado, 1 de agosto de 2009

El regreso al castillo Mndel

Más de veinte años pasaron desde mi llegada al Castillo de Mndel y cuando hace menos de diez días recorrí el mismo sendero, las mismas galerías y respiré los mismos perfumes que hace dos décadas , experimenté la rara sensación que el tiempo se había detenido en ese lugar o quizás en mí. Cada paso que me llevaba a la imponente mansión no hacía más que recordarme los pasos dados hace muchos años atrás , con la diferencia que ahora sabía qué iba a encontrarme en cada recodo del camino , el bosque era mi amigo y el silencio me acompañó como entonces en esa escalada cercana al cielo. Un perro ovejero se hizo mi aliado en la marcha y parecía tener el alma de aquel perro amigable de la primera vez que estuve allí, corría como aquel y retrocedía para esperarme , buscando en cada regreso mi mano acariciadora que lo invitaba a jugar en la subida al castillo. Los perros, como las sombras y los árboles , son parte de algunos paisajes singulares que marcan nuestros recuerdos y algunos momentos de la vida. Desde mi llegada a La Cumbre, cuatro días antes ,tuve la obsesión de volver a ese lugar , para reconocerlo o quizás reconocerme en él, o por qué no? encontrar a la que en ese momento yo era .
Lo descubrí "habitable" y "habitado", con todo el confort típico de un lugar "solo para minorías", el té servido en la vajilla de la casa, las sábanas de percal con el hilado correspondiente, la cibertecnología a disposición del pasajero y el regalo de un paisaje que no muta y siempre regala a los sentidos el esplendor que nos arroba el alma, de mañana o al atardecer, en la nieve maravillosa de las sierras invernales o con el sol generoso del verano, y el cielo de un azul tan profundo como jamás podemos ver ni imaginar en la ciudad, todo perfecto.
Me quedé casi una hora, observando, disfrutando, recordando..........................................................
Cuando comencé lentamente a tomar el camino de regreso miré muchas veces para atrás y permanentemente me pregunté: ¿sabrán los que vienen hasta aquí las historias que oculta?......¿preguntará alguien quién fue su propietario ?.................¿contará alguien que todo lo que aquí se disfruta tuvo su inicio en muchos campos de concentración nazi?....................................
En ese momento me dí cuenta que parte de la que vió por primera vez esa casa principezca sigue en mí, con los mismos interrogantes y los mismos ideales.
Mndel , como hace más de veinte años representa para mí el misterio, el poder político , la impunidad, la complicidad de unos pocos y la miseria de muchos vivos y muertos. En su momento de esplendor fue refugio de ricos, poderosos e impunes, hoy sigue perteneciendo a un grupo que puede acceder a sus costos de privilegio. Sin embargo su delicioso contorno se dibuja entre el bosque y la ladera de la sierra como una dama espléndida, que mantiene el encanto de épocas pasadas......................................................

viernes, 12 de junio de 2009

Victoria, canela morena........


"LA FLOR DE LA CANELA" fue una de las primeras obras de esa antología que la gran Chabuca dedicó a sus amigos, a gente que admiró y quiso, a quienes enmarcó y estampó en su lima tradicional. La propia Chabuca nos dice que esta composición la fue creando en forma progresiva, poco a poco, día a día, hilvanando ideas que surgieron de un continuo desarrollo de ocurrencias.

Cuenta que por ese entonces, tras recibir un premio por una de sus canciones, durante el almuerzo que siguió a la premiación hizo uso de la palabra el prominente historiador y también vecino barranquino, el Dr. Raúl Porras Barrenechea, quien durante su alocución pidió : "Piedad para el río, el puente y la alameda". Esa frase impactó profundamente a nuestra autora, quien confiesa que se convirtió en un estribillo, transformado luego en verdadero reto, que fue el punto de partida para la creación de "LA FLOR DE LA CANELA".

Un día de ese 1949, cuando se encontraba trabajando como demostradora de los productos "Helena Rubinstein" en la antigua Botica Francesa del jirón de la Unión, recibió la visita de su amiga de la infancia Doña Victoria Angulo Castillo de Loyola, apuesta morena de abolengo, pues era nada menos que la "Madrina de la Primera Cuadrilla de Cargadores del Señor de los Milagros", lo que constituye alcurnia negra en Lima.

Pensó en dedicarle una canción, y al evidenciar que en su cabellera ya peinaba canas, pudo captar un rubor en las mejillas de aquel fino rostro, surgiendo así los versos de "jazmines en el pelo" y "rosas en la cara"; al momento que la musa se despedía diciéndole "Niña, me voy caminando a mi casa", lo que indujo a la artista a imaginar su andar garboso y elegante "por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera" para dirigirse a su barrio en el Rímac, cruzando el río Hablador por el viejo Puente de Palo a fin de llegar a la Alameda del Tajamar, en la zona donde hoy se levanta el moderno puente de Santa Rosa, al final de la avenida Tacna.

Este recorrido imaginario lo enlazó con el estribillo motivador del Dr. Porras Barrenechea que sin cesar bullía febrilmente en su mente creadora. Aquella noche, su inspirada pluma compuso la mayor parte de la famosa canción, que fue afinando en los días posteriores.
Cuando el 29 de enero de 1976 la Municipalidad de Lima le concedió un diploma, se apresuró a acudir a la casa de Victoria Angulo Castillo de Loyola y se lo entregó junto con un ramo de flores y una tarjeta escrita de su puño y letra en que le decía : "Victoria queridísima, yo soy la popular, pero tú eres la importante".

Y en una entrevista televisada en 1983 para el canal 4 en Lima, declaró :"Esta canción a la que todo debo, la hice para Victoria Angulo, señora limeña de fina raza negra, por quien lima tendría que alfombrarse para que ella la paseara de nuevo. A ella y desde ella, esta canción como un ínfimo homenaje a esta admirable raza que nos devuelve con ritmo, con sonrisa y con bondad, los hasta ahora incomprensibles años de injuria de la esclavitud, lo que la historia aún no ha calificado. Esta es mi Flor de la Canela".


Chabuca sabor de canela

Recorrer el jirón "De la Unión", la Plaza Mayor, la Catedral, la Alameda, el sitio donde estaba el "Puente de Palo" sin tararear entre dientes partes aisladas de "La flor de la canela" a mí se me hizo algo imposible. Las estrofas y la melodía de La Chabuquita no se me separaban y busqué entonces la historia de aquella dama limeña que tenía "jazmines en el pelo y rosas en la cara ", y como siempre encotré algo más que una historia, por supuesto encontré una vida......

Déjame que te cuente...déjame que te diga la gloria.......

A fines de la década del 40 Chabuca Granda era empleada de la Antigua Botica Francesa en la calle "de los Mercaderes", hoy Jirón de la Unión, dónde conoció a Victoria Angulo de Loyola con la que entabló rapidamente una amistad. Victoria era una mulata nacida en 1891 y vivía en un corralón frente al Puente de Palo. En su casa se reunían sus primos y los mejores músicos del criollismo peruano y la joven Chabuca inmediatamente se unió a ellos. Para un cumpleaños de Victoria, Chabuca le dedica y regalas ese valsecito peruano que desde hacía más de un año había escrito. Ninguna de las dos se imaginó por entonces que se convertiría en el vals peruano más cantado en el mundo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

El Tropezón, el Paraná, Lugones y una Argentina Infame


A fines de la década del 80 tuve la oportunidad de trabajar en el Delta, esos regalos que esta profesión nos dá muchas veces sin que nos demos cuenta. En esos recorridos de lancha casi interminables , diariamente descubría lugares y rincones que el día anterior no había visto. Las cuatro estaciones derraman con mano generosa colores, aromas ,sonidos y texturas que les son propios y que nos invaden a pesar nuestro. La lluvia, el sol, el viento, la mañana y la tarde tiene su propia personalidad y la luna reina como Isis lo hizo en el Nilo.

Cruzando el Paraná de Las Palmas, la lancha encontraba alumnos en un muelle que todos reconocían como el del Tropezón y al que comencé a mirar curiosamente despues de algunos días de amarrar allí. Un muelle grande, bien sostenido que dejaba ver una típica quinta isleña de los años 30, con galerías que espiaban al río, largos pasillos, un sin número de puertas altas que mostraban a las claras la existencia de un hospedaje de cierta categoría, vidrios repsrtidos en los cerramientos y un jardín desafiante de azaleas, hortencias y rosas. Se asomaba a veces una mucama de inmaculado uniforme blanco y negro, redecilla y cofia, parecía salida de algún párrafo Edgar A. Poe.

Supe que allí se había suicidado Leopoldo Lugones y por supuesto decidí quedarme a pasar un fin de semana para recorrer el lugar y su gente. En Septiembre me quedé dos días y una noche, dormí en una cama de hierro esmaltada, sábanas de hilo almidonadas, la luz de una vela encendida con fósforos de cera despues de las 23hs (se apagaba el generador), y recorrí los lugares pisados por Lugones momentos antes de morir por mano propia. Visté la habitación que quedó intacta desde la noche de carnaval en que entre arsénico y whisky Don Leopoldo cegó su vida, de la misma forma que un año antes lo había hecho su antiguo amigo Horacio Quiroga y que el mismo Lugones tildó como "suicidio propio de sirvientas....."


JORGE AULICINO:Tal vez un informe forense y unos libros puedan decir más sobre un hombre que todas las anécdotas que jalonan una vida.Leopoldo Lugones, polígrafo nacido en un pueblo de Córdoba en 1874, apareció muerto por envenenamiento en una habitación de un recreo del Tigre, llamado El Tropezón, el 19 de febrero de 1938. El deceso se produjo la noche anterior. En su mesa, como imagen espartana de su vida, había una botella de whisky a medio consumir, un vaso de agua intacto, una carta y un artículo inconcluso.La carta no decía nada en absoluto sobre los motivos de la muerte. Sólo alertaba que el difunto era dueño de sus actos. Fuera de eso, pedía que lo enterraran sin cajón y sin lápida. Curiosamente, la carta póstuma empezaba así: No puedo terminar el libro sobre Roca. Basta. Y es éste el primer indicio sobre las razones del suicidio del discutido poeta del nacimiento de los tiempos modernos en la Argentina.Pocos suicidas hubiesen recordado a cinco minutos de ejecutar su propia sentencia que no habían terminado un trabajo. Y el basta que sigue a esta constatación resulta significativo. ¿Basta con qué? ¿Con Roca? ¿O con escribir, con la literatura, con sostener un trabajo que se suele suponer gratificante?Este es el problema, éste es el enigma Lugones. El informe forense puede introducir en pistas. Los escritos de Lugones, versos llenos de majestuosidad y arcaísmos, artículos que van desde el anarquismo hasta el desprecio del pueblo y el elogio de la fuerza y del Ejército como la última aristocracia (discurso en Lima, en el centenario de la batalla de Ayacucho, en 1924, donde también dijo su famosa frase Ha sonado la hora de la espada frente al ministro de Guerra argentino Agustín P. Justo) son otro indicios.Diría el informe forense que Leopoldo Lugones, escritor y periodista de 64 años, director de la Biblioteca del Maestro, bebió una fuerte dosis de cianuro, además de alcohol, aquella noche del 18 de febrero. Sus escritos dicen que era un enamorado de la antigüedad griega -en el modo idílico en que entendían esa antigüedad los neoclásicos, los románticos y los parnasianos del siglo pasado-. De modo que el cianuro remite a la cicuta de Sócrates. Una ejecución civil que paradójicamente se encomendaba al propio reo.La sentencia se cumplió en un lugar llamado significativamente El Tropezón. Puede suponerse que Lugones, a quien sus escritos revelan como un megalómano, un hombre que no dudaba sobre su destino póstumo de bronce y laurel, había chocado contra algo. Un imprevisto se descolgó sobre su vida, que describió en algunas entrevistas como la de un buen burgués. Otros constataron que era amante de la buena ropa, que escribía de mañana en un estudio maniáticamente ordenado y limpio, para salir a la tarde a cumplir sus tareas de empleado público. En rigor, no bebía. El whisky simplemente acompañó al veneno.Dicen sus escritos que el tratamiento del sexo, tema oculto de la poesía modernista, resultaba afectado, distante e impregnado de sentimientos machistas de dominación sublimados: Y al penetrar entre tus muslos finos, / la onda se aguzó como una daga, por ejemplo.Hace unos años, el poeta y narrador Juan José Hernández examinó este problema y encontró mucho más. Lugones estaba fijado a la imagen de la mujer como un enigma que conduce a la muerte y su represión erótica le hacía rechazar toda idea de fertilidad y vitalidad en la mujer y complacerse en la luna doncella, la amante niña, que enamora y mata.Cuando Lugones muere, la hora de la espada que había augurado sonaba en todo el mundo. Estaba en auge el fascismo y pronto Hitler se lanzaría sobre Polonia. De algún modo, la revolución, aquí, de José Evaristo Uriburu, que Lugones apoyó, se había diluido en un sistema conservador y tramposo, los dirigentes se parecían más al Viejo Vizcacha que a unos aristócratas, pero no parecía eso motivo suficiente para que bebiera la cicuta.Lo hizo, y recién aparecen evidencias públicas en 1984, porque al fin la luna doncella había entrado en su vida, cuando ya tenía 52. En 1984, la historiadora María Inés Cárdenas de Monner Sans publicó, bajo el nombre de Cancionero de Aglaura, los poemas que Lugones dedicó a su amante niña, Emilia Cadelago, a quien había conocido en la alta madurez, cuando ella era una estudiante. También incluye ese libro sus cartas, que revelan a un erotómano como nunca fue Lugones.Lo que dijo BorgesSe mató por amor, no dudó Borges. El padre Leonardo Castellani, que lo había asistido en su conversión al catolicismo en 1934, durante el Congreso Eucarístico, lamentó ese suicidio de sirvienta. El hijo de Lugones, el comisario Polo Lugones, introductor de la picana eléctrica en la Sección Especial, en 1930, tuvo que ver, aseguraba Emilia, con aquel desenlace. El hijo trató de detener esa primavera tardía del padre amenazando a la familia de la chica con que metería al viejo en un manicomio.Borges, completando el retrato, escribiría años más tarde: Si tuviéramos que cifrar en un hombre todo el proceso de la literatura argentina, ese hombre sería indiscutiblemente Lugones. Para Borges, gran parte de la literatura posterior sería inimaginable sin él. Y sin embargo, no renunciaba a ubicarlo en un plano preponderantemente intelectual. Al prologar un libro sobre Almafuerte, en 1962, Borges escribía: El poeta argentino es un artesano o, si se prefiere, un artífice; su labor corresponde a una decisión, no a una necesidad. Almafuerte, en cambio, fue orgánico, como lo fue Sarmiento, como muy pocas veces lo fue Lugones.Estas muy pocas veces fueron las brechas por las que al fin todo lo reprimido irrumpió en la vida de un hombre de 64 años. A 12 años de haber conocido a la joven Emilia, Lugones bebe su cicuta solo, en el lugar llamado El Tropezón, y establece su enigma.

miércoles, 29 de abril de 2009

Más sobre el Castillo Mandl y su nexo con el poder político...


La fabricación de armas y municiones de guerra, auspiciada por los militares argentinos en los años 30, estalló en la cara de Juan Domingo Perón cuando se supo que el encargado de levantar la industria bélica era un comerciante austríaco con una turbia historia a sus espaldas
Uno de los recién llegados, el austríaco Fritz Mandl, reunía las condiciones para sentirse atraído: podía financiar parte del proyecto, sus fábricas de Europa seguramente iban a ser destruidas o confiscadas en una nueva guerra, disponía de técnicos especializados que quedarían sin trabajo y como traficante acreditaba una sólida experiencia, ya que le había vendido municiones y fusiles a los dos bandos en la reciente guerra civil de España, y a paraguayos y bolivianos en la guerra del Chaco.

Sin embargo, a Mandl se le habían adelantado financistas más poderosos, dispuestos a participar en la fabricación de municiones (la especialidad de Mandl) y también en la fundición de acero. El grupo reunía a banqueros norteamericanos e ingleses, a los ferrocarriles británicos y al grupo Bemberg.

Mandl había puesto los ojos sobre la Argentina a finales de los años 20, cuando vendió herramientas de precisión para una compañía que construía cajas fuertes. Mandl vislumbró un gran mercado en América Latina para sus productos de guerra, que hasta entonces fueron consumidos en cantidades pequeñas por varios ejércitos aunque los vientos de guerra ya agitaban ansiosamente al mercado. En 1937 Mandl viajó por primera vez a Buenos Aires interesado en los proyectos de fábricas militares de Río Tercero y de Villa María.

Aunque en ese momento no logró hacer pie en el programa industrial de los militares argentinos, Mandl realizó importantes inversiones en tierras y ganado, en la industria textil y en el sector financiero. En 1940 estaba en Buenos Aires establecido en forma permanente, por lo menos hasta la finalización de la guerra en Europa. Había adquirido una vivienda lujosa y grandes oficinas; viajaba con pasaporte del Paraguay y se relacionó con algunos de los empresarios más destacados. Con asesoramiento de un técnico, Mandl confeccionó un Informe sobre las posibilidades de la industria del hierro y del acero en la Argentina que iba a ser utilizado para abrir la bolsa del crédito internacional. Pero el informe precipitó la desgracia sobre Mandl, cuando enemistado con el experto alemán que lo redactó, fue empleado por éste para denunciar en los Estados Unidos que el régimen nazi estaba detrás del proyecto
La turbulenta historia de Mandl con los nazis fue reconstruida por las agencias de inteligencia de Estados Unidos que se ocuparon también de determinar la cercanía de Mandl con los argentinos. En 1943, poco antes del golpe militar del 4 de Junio, Mandl mantuvo una ronda de conversaciones con el general Savio. Según documentos de Estados Unidos y Gran Bretaña, Mandl asistió a las reuniones con Savio acompañado por un técnico que, puntualmente, informaba después a un espía británico.

"Había un punto en el que ingleses y norteamericanos podían estar de acuerdo —escribió Newton—, y es que una industria argentina autónoma de armas era una amenaza".
audaz Mandl respondió positivamente a cada inquietud del general Savio. La inteligencia británica registró la oferta de Mandl de construir, para entrenamiento, un centenar de aviones de madera con motores norteamericanos, la importación de mineral de hierro desde la neutral Suecia y la puesta en marcha de una fundición de bronce de la alemana Siemens.

En mayo de 1944, cuando la hostilidad de Estados Unidos hacia la Argentina ya había tomado la forma de bloqueo, el gobierno militar contrató a Mandl para que produjera inmediatamente pertrechos bélicos hasta 14 millones de dólares. Mandl los había convencido de que no debían preocuparse por el bloqueo ya que la Argentina sería autosuficiente en unos años más. En una fábrica rápidamente acondicionada, había entrado en producción una línea de municiones ordinarias para entrenamiento del ejército.

Pero la tormenta se aproximaba, inexorable. Un diplomático de Estados Unidos elaboró un informe, concluyendo que "cualquier ayuda a Mandl significa la destrucción de la paz en América latina". Y en Londres otro documento oficial subrayó que "el rearme de la aviación civil argentina fortalecerá a los alemanes y ayudará a una Alemania derrotada".
La presencia de Mandl resultó funcional a la estrategia de Washington. Fue cuando el ascenso irresistible de Perón encontró al embajador Spruille Braden necesitado de buenos argumentos para oponerse a su llegada al poder. Papeles diplomáticos de la época registran párrafos estremecedores: "Mandl ambiciona un reino de municiones en la Argentina y su inclinación al tráfico de armas constituye una amenaza para la paz y el bienestar sudamericano".

Pero a pesar de los esfuerzos por demostrar que Mandl estaba invirtiendo fondos nazis en la Argentina y que esta corriente de dinero "es una influencia siniestra y peligrosa para la paz de Argentina y las repúblicas vecinas", como destacaba otro informe, resultó imposible ofrecer pruebas concretas. Las empresas de Mandl fueron incluidas en la "lista negra" de compañías relacionadas con los nazis y el encargado de negocios británico aconsejó a Perón que se desvinculara públicamente del incómodo comerciante austríaco.

Una confirmación de que no existían elementos sólidos para juzgarlo fue que en 1946, cuando el Departamento de Estado norteamericano hizo públicos sus cargos contra Perón —en vísperas de las elecciones que lo consagrarían presidente—, el nombre de Fritz Mandl no apareció entre los financistas presuntamente asociados con Berlín. Fue la oportunidad más consistente para castigarlo. Pero el embajador Braden titubeó. "El propio Perón —escribió Braden en sus Memorias— insinuó que Mandl sería liberado o nos lo entregarían a nosotros si yo lo pedía (pero) le dije que aunque lo considerábamos un agente enemigo, no teníamos ningún interés particular en su persona".

La residencia de Mandl en la Argentina fue continuada hasta apenas tres meses antes de su fallecimiento, en 1977. Conociendo la inminencia de su muerte y con el propósito de favorecer con su herencia a determinados parientes —Mandl se había casado cuatro veces—, regresó a Viena, donde se abrió su juicio sucesorio cuya validez fue rechazada por la justicia argentina. Para nuestros tribunales Mandl había viajado a Austria cuando ya sabía que estaba gravemente enfermo, allí renegó de la nacionalidad argentina que había obtenido cuarenta años antes y recuperó la de Austria, "todo porque pretendió mediante el cambio de nacionalidad y de domicilio, colocarse bajo un régimen jurídico sucesorio más ventajoso para determinadas personas en perjuicio de otras", afirmó la Corte Suprema.

La sucesión está rodeada de misterios, que sus herederos prefieren mantener en secreto. Uno de esos misterios es el Castillo Blanco, en las sierras de Córdoba y cerca de La Cumbre.

El Castillo Blanco está rodeado por un sistema electrónico de seguridad, en medio de 17 hectáreas de terreno y cuenta con 800 metros cuadrados de construcción, divididos en 18 habitaciones con baños en suite. En 1990 se produjo allí un robo de obras de arte colonial religioso que formaban parte de la herencia de Mandl aún en litigio. Eran 42 pinturas provenientes de los talleres jesuíticos de los siglos XVI y XVII. El diario La Voz del Interior recogió en aquella ocasión la opinión de Gloria Odette María Mandl, como heredera del Castillo, para quien los ladrones "actuaron por encargo", puesto que los expertos consideran la colección como "única" en su género. Poco después el Castillo fue ocupado por el entonces recién designado director del SIDE Hugo Anzorreguy, según una investigación de La Voz del Interior, "para resguardar los bienes de los ladrones".

El mismo diario de Córdoba hizo notar en enero último que recién once años después del robo de las obras religiosas otro de los herederos, Alexander Mandl, quien reside en España, encomendó este año al penalista cordobés Carlos Hairabedian la investigación del caso.

La leyenda que acompañó en vida al traficante de armas Fritz Mandl no abandona ahora a su castillo de La Cumbre. Entre los visitantes de la década pasada, según el relevamiento de La Voz del Interior, figuran Carlos Corach, Alberto Kohan y Ramón Hernández, Mauricio Macri y Germán Kammerath, Eduardo Moliné O''Connor y, en más de una ocasión, el expresidente Carlos Menem.

El Castillo y su nacimiento..............................


El Castillo de Mandl
En 1930, un médico de nombre Bartolomé Vasallo construyó en La Cumbre un fastuoso castillo que pronto se convirtió en un símbolo arquitectónico en todo Punilla.
Vasallo daba señales de su presencia en la morada, izando una bandera azul y acostumbraba con su esposa a pasear a caballo por las calles de La Cumbre. Donó su castillo a la Municipalidad pero, en 1942, el oneroso costo de mantenimiento hizo que el municipio lo llevara a remate público.

El Castillo de la huída................




Un verano de la década de los 80 tomé como destino de vacaciones , pasar más de un mes en el más que pintorezco Hotel Casino de La Cumbre en la provincia de Córdoba, provincia que me atrae como un imán a sus valles y cumbres.


Al ingresar me guiaron a mi habitación que estaba en el segundo piso, lo primero que hice luego de verificar las comodidades fue descorrer cortinas y abrir ventanas para que entrara todo el valle por los tres ventanales que tenía. Mis ojos rescataron los verdes y ocres de la naturaleza, el cielo azul estupendo, las serranías y de pronto descubrí una magnífica construcción en medio de un serro justo enfrente de mis ventanas. Antes que se retirara la mucama que me había acompañado desde la recepción, le pregunté de quién era ese castillo , me respondió que hacía años que estaba cerrado -cosa que era más que evidente a simple vista-, y que su dueño había sido, supuestamente un alemán que luego de la guerra se había refugiado allí de apellido Mandl.


Por supuesto fue el disparador para buscar alguna historia que, sin duda , sería más que interesante y por supuesto tendría consigo más de un oscuro secreto de posguerra. Esa misma tarde , me encaminé al castillo en una primera caminata de reconocimiento y vagabundié por las entradas y galerías externas que se encontraban prolija y completamente tapiadas desde hacía un buen tiempo sin duda , y que poco dejaban para la curiosidad. Arbustos y malezas se enmarañaban por todos lados y algún perro solitario fueron toda mi compañía, sin embargo estaba dispuesta a saber más y comencé a buscar información que diera un poco de luz sobre ese sitio de oscuros destinos.

Como un vigía, en un lugar inesperado, el Castillo de Mandl domina el paisaje serrano de Córdoba. Imponente, se encuentra rodeado no sólo por una magnífica postal de La Cumbre sino por su propia historia, en la que no faltan las leyendas.En pleno Valle de Punilla se levanta el último reducto en la Argentina del millonario austríaco Fritz Mandl. Allí vivió por temporadas con sus últimas dos esposas al llegar como refugiado con su Rolls Royce y una tonelada de oro en lingotes. Y tras su muerte en Viena, en 1977, se desató una guerra por su herencia que culminó con la remodelación de la residencia y su reciente apertura al turismo.Como si no bastara con sus bellas mujeres y su adinerado entorno social, Mandl le imprimió al Castillo el inconfundible sello del diseñador francés Jean Michel Frank. Sí, el cultor del minimalismo en el siglo XX. De la mano de Frank, de Diego Giacometti y el mobiliario de la prestigiosa Casa Comte, fueron eliminados los elementos que caracterizaban al lugar como una fortaleza más que una residencia y logró un estilo muy de avanzada para los años 40.Los salones y las suites del castillo, por donde han pasado personalidades históricas y de la nobleza a lo largo de los años, se caracterizan por su equilibrio de elegancia y confort. A su vez, cada habitación es única, tanto en su mobiliario como en su estilo.Con 2 mil metros cuadrados cubiertos y 11 hectáreas de extensión, el lugar convoca en muchos sentidos. Atrae a los visitantes que gustan de la buena gastronomía y del silencio en medio del verde de las sierras, tanto como a los devotos del turismo aventura o del golf. Y por supuesto, a los expertos en historia, arte, diseño y cine.Precisamente, a cinco minutos del Castillo se encuentra La Cumbre Golf Club. Fundada en 1924, esta cancha típicamente inglesa cuenta con 18 hoyos en un entorno natural más que saludable. En tanto, el trekking, las cabalgatas, los circuitos en bicicleta y el parapente son algunas de las opciones de recreación al aire libre que el visitante puede disfrutar durante su estadía.Todo es historiaPara conocer los orígenes del castillo no hay que remontarse muy lejos en el tiempo. Sólo hasta 1930, cuando el médico rosarino Bartolomé Vasallo lo mandó a construir como residencia veraniega. Por aquellos años, su estructura ostentaba torres y almenas y era conocido como "el fuerte". Pero sólo una década más tarde pasaría a manos del millonario austríaco Fritz Mandl.Como si se tratara de un personaje de película, Mandl tuvo una vida tan agitada y polémica como difícil de sintetizar. Podemos empezar por contar que heredó una fábrica de armas en Austria con la que ayudó a pertrechar a la Alemania de Hitler. Sin embargo, llegó a la Argentina a mediados de la década del 40 huyendo del nazismo.Hijo de un padre judío y una madre católica, Mandl se casó en segundas nupcias con la actriz vienesa Hedy Lamarr, que filmó el primer desnudo total de la historia del cine. Mandl lucía siempre un clavel rojo en la solapa, fumaba sólo cigarros Havana y coleccionaba trajes (llegó a contabilizar 278). Además, le vendió armas a Francia y Suecia, a Alemania y Hungría, a Polonia y Suiza, y a los dos bandos durante la Guerra Civil Española, entre tantos otros países.Como en la guerra, para Mandl en el amor también valía todo y tuvo más amantes que esposas, que fueron cinco. Se casó por cuarta vez con la argentina Gloria Vinelli y por último, con Monika Brueckelmayer. Luego de la muerte de Mandl en Viena en 1977, el Castillo cerró sus puertas durante largos períodos hasta que comenzó su restauración para devolverle el esplendor de antaño

jueves, 23 de abril de 2009

Liniers y La Perichona


LINIERS Y LA PERICHONA O LAS RELACIONES PELIGROSAS
La historia y la honra del marino que rechazó las Invasiones Inglesas y fue el virrey más popular de la Colonia, hubo luces propias y sombras injustas. Pero también tuvo habladurías ciertas en torno de una pasión con nuestra Mata-Hari criollaS antiago de Liniers, militar francés que combatió en el agitado escenario de la Europa de fines del siglo XVIII, había nacido en Niort, en el oeste de Francia, en 1753; y si sus antepasados ya pertenecían dos siglos antes a la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, a Santiago le tocó una fortuna familiar menguada. Liniers fue teniente de caballería y luego marino; guerreó contra moros, ingleses, portugueses, en lugares como Menorca, Argel, Gibraltar o Santa Catalina (Brasil), y su nombre permaneció relativamente desconocido hasta la edad de 53 años, en que la historia lo tocó en el hombro, en una colonia española situada a dos mil leguas de su suelo natal.
Tras dedicarse a trabajos hidrográficos en España -país que era satélite de Francia y para cuya bandera había combatido Liniers, como otros oficiales franceses-, en 1788 le ofrecieron empleo como jefe de escuadrilla en el Río de la Plata. Vegetó en estas tranquilas colonias españolas a lo largo de casi veinte años.
UN PAÑUELO DE ENCAJE
U na vida es una trama complicada y en ella el destino juega a las escondidas. Mientras Liniers dormía la prolongada siesta colonial, su preocupación era que le llegase el sueldo de España. Había enviudado de Julia de Menviel, con la que se casó en Málaga, y en Buenos Aires se había vuelto a casar con la hija de Manuel Sarratea, gerente de la Compañía de Filipinas, y volvió a quedar viudo, tras pasar unos años en Misiones. Pero la historia tenía planes que llevarían a Liniers, en cuatro vertiginosos años, desde el anonimato hasta la muerte, pasando por el poder.
En el combate de Trafalgar (1805), la armada inglesa al mando del almirante Nelson había destruido a la flota franco-española, quedando Gran Bretaña dueña de los mares, en el mismo momento en que los ejércitos de Napoleón Bonaparte triunfaban en Europa. El imperio inglés codiciaba las colonias españolas en América, cuya importancia no desconocían los europeos: Montesquieu (1689-1775), inspirador de la Revolución Francesa, escribió en El espíritu de las leyes que "las Indias son lo principal, España es accesoria".
La noche del 24 de junio de 1806 la Casa de Comedias, en la actual esquina de Reconquista y Cangallo, estaba colmada. Se estrenaba una comedia de título picante: El sí de las niñas , de Moratín. Presidía la función el virrey Sobremonte con su familia, y fue muy comentado el hecho de que un mensajero, en mitad de la representación, le entregara una esquela, tras lo cual el virrey salió con prisa. ¡Una expedición inglesa había desembarcado en Quilmes! Corrían rumores hacía tiempo.
Buenos Aires, en 1806, tenía 40.000 habitantes y en sus calles la pampa entraba en la ciudad. El puñado de manzanas junto al río se extendía alrededor de la Plaza Mayor, hoy Plaza de Mayo. Con las primeras lluvias, la ciudad se inundaba y en la calle de las Torres, luego Federación y después Rivadavia, se apostaban centinelas para impedir que caballos y personas se ahogaran.
La protofeminista Mariquita Sánchez, testigo de varias décadas de vida porteña, describió así la entrada de los ingleses en la ciudad, al frente de los cuales iba el Regimiento 71 y el general invasor Guillermo Carr Beresford: "... Todo el mundo estaba aturdido mirando a los lindos enemigos y llorando por ver que eran judíos y que perdiera el rey de España esta joya de su corona. Nadie lloraba por sí, sino por el Rey y la Religión".
Había llegado la hora de Liniers.
Al frente de una expedición de mil soldados que salió de Montevideo, Liniers reconquistó Buenos Aires y, en esa lucha, quedaron quinientas bajas entre uno y otro bando. Beresford -de quien Vicente Fidel López cuenta que "tenía en la mirada toda la malicia que tiene el ojo de un bizco"- y los demás oficiales ingleses, que habían atacado la capital del Virreinato y no Montevideo al enterarse de que en las arcas de Buenos Aires había un millón de dólares, quedaron detenidos.
Esa victoria, y luego la defensa que Liniers organizó en 1807 ante el ataque de otra expedición inglesa mucho más numerosa y mejor armada, se debió a su talento y energía para improvisar un ejército nacional, y a la participación del vecindario, que él supo convocar. Tras la reconquista, Liniers había desfilado entre las aclamaciones de la multitud: alto y apuesto, el maduro francés saludaba a las mujeres apiñadas en los balcones y azoteas. Fue entonces, cuentan, que cayó a los pies de Liniers un diminuto pañuelo de encaje. Lo había arrojado Ana Périchon, que así entra en esta historia. ¿Quién era esa mujer que, según el poeta y novelista Enrique Molina, tendía sus senos al héroe, "llenos de un agua densa en la que flotaban naranjas"? Ana María Périchon de Vandeuil, la Gitana de las Islas.
LA PERICHONA
A comienzos del siglo la llegada de una familia francesa creó expectativa en Buenos Aires: estaba integrada por el acaudalado comerciante Jean Baptiste Périchon de Vandeuil, su esposa, tres hijos varones y una bella muchacha de unos 22 años, nacida en Isla Mauricio, colonia francesa del océano Indico.
La Périchon estaba casada con un irlandés, un tal Thomas O´Gorman. Mientras el esposo viajaba por América, en dudosas misiones comerciales, Ana Périchon tuvo una agitada vida social, erótica, política. Fue espía de los británicos, de los portugueses o de los franceses, (de los patriotas, o de todos a la vez), protectora de contrabandistas y gestora de negocios turbios, tanto en Buenos Aires como en Brasil. Su affaire con Liniers, virrey desde 1807, fue considerado intolerable por los enemigos del gobernante, pero glosado con regocijo por los autores de coplas populares. ¿Qué es aquello que relumbra, por la calle de la Merced? Era el mentado pañuelo.
Se la llamó la Perichona porque estaba fresca la celebridad de la Perricholi, apócope hiriente de perra y chola , como se le decía a una criolla cuyos amores con el virrey del Perú Manuel de Amat y Juniet habían conmovido a Lima unos años antes. También fue conocida la Perichona como la Madama, la Maga, y mucho después como la Mata-Hari de América. En los encuentros íntimos con el virrey, ella vestía guerrera militar sobre la piel y gorra de coronela. Se non é vero...
La Perichona convivió con Liniers en la casa que tenía en Reconquista y Corrientes, lugar de reunión de notables y donde se traficaba con ascensos, empleos públicos, sobornos. La opinión de la sociedad sobre los amantes no mejoró cuando una de las hijas del virrey, Carmen Liniers y Sarratea, se casó con el hermano menor de la Perichona, Juan Bautista Périchon y Abeille. Desde Montevideo, el gobernador Francisco Javier Elío le escribe a Liniers, su rival: "Cuide su conducta licenciosa, que su casa tiene techo de vidrio". El comerciante Martín de Alzaga, que fue alcalde, tampoco se privaba de moralizar: "La amistad del virrey con esa mujer es el escándalo del pueblo..." Ambos acusaron a Liniers de traidor y de estar ligado a Napoleón. Años después, Alzaga fue fusilado en la Plaza Mayor de Buenos Aires y a Elío le dieron garrote vil durante las guerras civiles españolas.
Ana Périchon fue desterrada cuando se hizo evidente que espiaba para los ingleses, y debió instalarse en Río de Janeiro. Enrique Molina, que al no ser historiador sino novelista está en buenas condiciones para atrapar la esquiva verdad, se pregunta: "¿Temió Liniers perder su cargo con aquella aventura o demasiado seguro de sí... tuvo miedo de pronto? Jamás lo sabremos". En Río, la casa de Ana se convirtió en refugio de argentinos exiliados y en centro de intrigas alrededor de la corte de los Braganza, parodia tropical de los absolutismos europeos. Dicen que la Perichona provocó los celos de la infanta Carlota Joaquina (luego volveré sobre este personaje), fue expulsada de Río, y durante un año viajó entre ambas ciudades, en los siempre acogedores barcos ingleses. En 1810, dirigió una nota a la Audiencia de Buenos Aires quejándose por "el deshonor de verse arrojada de un Pueblo en el que tuvo siempre un distinguido rango..."
Durante la época de Rosas, Ana Périchon volvió a adquirir influencias debido a las buenas relaciones de sus hijos con el régimen. Murió en 1847, a los 72 años. En 1848, su nieta Camila O´Gorman fue fusilada, grávida, por amar al cura Ladislao Gutiérrez.
EL TESORO DE SOBREMONTE
L a biografía de Liniers está atravesada por historias de espionaje, contrabando, traición, fraude. Su hermano mayor, Enrique de Liniers, que usaba el título de Conde de Liniers (no debe confundírselo con Santiago, nombrado conde de Buenos Aires), pertenecía a la Corte de Versalles y solía viajar en la carroza del rey por lo que, para salvar la cabeza, huyó al Río de la Plata al estallar la revolución. Los hermanos Liniers alquilaban a Isidro Lorea la llamada quinta de Liniers , en la que Enrique instaló una real fábrica de carnes en conserva, que tuvo un abrupto final. ¿Por qué se produjo el cierre? Paul Groussac, biógrafo del virrey, tras registrar minuciosamente los hechos de esa vida, considera a Liniers moralmente "irreprochable" pese a admitir "imprevisiones y ligerezas". Pero fulmina al hermano mayor como "gran buscavidas, mucho menos ingenuo que su hermano".
Cuando los ingleses se apoderaron de Buenos Aires, y mientras Liniers preparaba la reconquista, Sobremonte partió para Córdoba en una huida poco digna y se llevó el tesoro que sólo llegó hasta Luján, donde fue confiscado por una partida de soldados ingleses, el 30 de julio de 1806. Beresford lo remitió de inmediato a Londres, pero parece que los cofres llegaron menguados. ¿Quién metió mano? ¿Algunos centinelas, el Consistorio de Luján o ciertos oficiales ingleses? ¿Quién? Luego, Sobremonte fue reivindicado por otros historiadores, pero su fuga con el tesoro se convirtió en una leyenda argentina, de tono vergonzante. En 1938, Viernes Scardulla, timador célebre, anunció que había descubierto el tesoro de Sobremonte en un sótano de Venado Tuerto: era un engaño para esquilmar crédulos, pidiendo anticipos sobre la recompensa. Nadie dudó de la verosimilitud del cuento.
En 1810, un grupo de españoles que acompañaba a Liniers en Córdoba trataba de alcanzar al ejército realista del Alto Perú para reprimir el foco sedicioso porteño. Se denunció entonces que se habían llevado unos cuarenta mil pesos de las cajas públicas para comprar soldados (que sin embargo se pasaban al bando patriota), por lo que el grupo fue acusado de desfalco. Groussac, historiador escrupuloso, advierte que Liniers tuvo muchos enemigos y que algunas o todas las acusaciones que lo salpicaron pueden ser infundios.
UNA CORTE EN EL TROPICO
C uando los granaderos napoleónicos del mariscal Junot estaban a las puertas de Lisboa (1808), la familia real portuguesa escapó a Brasil. Se embarcaron en más de treinta naves la reina madre María, demente; el regente don Juan; su esposa española Carlota Joaquina, y los seis hijos, además de cortesanos, dignatarios y hasta palafreneros, todos custodiados por la flota inglesa (Gran Bretaña protegía a su tradicional aliado portugués). En total, quince mil portugueses participaron de aquella aventura surrealista. La huida fue tan precipitada que los Braganza dejaron hasta la ropa y, al llegar a San Salvador de Bahía (luego se instalaron en Río de Janeiro), tuvieron que ser rapados por los piojos que habían criado. La reina madre fue desembarcada en una silla, profiriendo horribles alaridos.
Brasil, donde don Juan se proclamó, en 1816, como rey de Portugal y Brasil, los recibió con entusiasmo. En 1822, el hijo de don Juan y Carlota, don Pedro I, declaró la independencia del Imperio. Don Pedro II gobernó hasta que el país se cansó de los Braganza, que habían mantenido la unidad del inmenso territorio. Brasil fue el último país del continente que abolió la esclavitud, en 1888, y al año siguiente se proclamó la república.
La presencia de la corte en Brasil, en 1808, provocó múltiples efectos en el Río de la Plata; entre otros, instaló un dinámico foco de penetración inglesa en el continente. Ana Périchon tuvo relaciones con lord Strangford, embajador de Londres y con un espía que anduvo también por Buenos Aires, mister James Burke. Carlota era la hermana mayor de Fernando VII y alimentaba aspiraciones dinásticas hacia el reino de España y las colonias. Aceptar a Carlota como reina fue una posibilidad en la que por algún tiempo creyeron argentinos como Pueyrredón, Paso, Castelli o Belgrano, para no hablar de Saturnino Rodríguez Peña o Aniceto Padilla, agentes de los ingleses. En un café de la carioca Rua do Ouvidor solían reunirse los expatriados.
Mientras que Napoleon llegó a la jefatura del ejército de Italia -prólogo de la conquista del poder- por influencia de su amante Josephine Beauharnais, Liniers entibió su viudez en los brazos de Ana Périchon, que contaba lo que oía en las alcobas al Foreign Office. También la reina de España, María Luisa, esposa de Carlos IV, llevó al poder a su amante, el ex guardia Manuel Godoy, llamado el choricero de Badajoz ; y su hija, Carlota Joaquina, en los calores de Río se hizo más aficionada que la madre a este tipo de alegrías, dejando que don Juan se atiborrase de frango (pollo). ¡Cherchez la femme!
C.L.A.M.O.R.
L a figura de Liniers está estrechamente ligada a la fundación de la Argentina y a un trecho decisivo en la historia de España.
Lo que sucedió en el virreinato del Río de la Plata en aquellos tiempos puede verse como una sucesión de malentendidos provocados por la dificultad en las comunicaciones. Un barco que salía de Barcelona, Cádiz o Gibraltar tardaba entre 70 y 90 días en llegar al Río de la Plata, si no era capturado por naves enemigas o piratas. Siendo la situación española tan confusa y vertiginosa, imagine el lector cómo sería esa situación percibida desde esta tierra, supeditada a gacetas y cartas que cuando eran leídas ya eran viejas.
A Fernando VII se lo llamaba el Deseado. Los españoles de distintas creencias esperaron todo de él. A todos defraudó. Terminó lamiendo la mano de Napoleón, que lo tuvo seis años preso en un castillo del Loire. Napoleón fue, hasta 1808, personaje idolatrado en España, por encarnar el espíritu de la modernidad contra el absolutismo y la reacción.
Luego, fue receptor de odios no menos tormentosos. Liniers, por francés, fue siempre sospechado de traición hacia el Corso, y lo cierto es que el virrey lo admiraba, y le envió correspondencia (pero nunca clandestina) dándole cuenta de sus triunfos militares y de la popularidad que en la colonia había conseguido aquel francés . Sin embargo, la lealtad central de Liniers fue hacia la corona de España, a la que sirvió treinta años. Se negó a convalidar la destitución del virrey Cisneros y su sustitución por una junta. Cuando Mariano Moreno y sus amigos decidieron subvertir el orden colonial (pero como "vasallos del mismo rey"), Liniers no los siguió y fue sacrificado. La muerte de Liniers, muerte de un inocente, fue necesaria para que la planta frágil de la revolución creciera, pero, ¿pueden ser libres los pueblos que no saben ser justos (Sièyes)? En un cierto y cruel sentido, Liniers salvó a Buenos Aires por segunda vez.
Santiago de Liniers fue apresado en un rancho de Córdoba junto a cinco partidarios que lo seguían rumbo al Alto Perú. La Junta de Buenos Aires ordenó que fueran ejecutados. El oficial que arrestó a Liniers (luego procesado), lo torturó y le robó efectos personales. Juan José Castelli, miembro de la Junta, comandó personalmente la ejecución porque el coronel Francisco Ortiz de Ocampo, a cargo de las tropas revolucionarias, y otro comisionado de la Junta, Hipólito Vieytes, se negaron a cumplir la orden:
Liniers era muy respetado también en Córdoba. Hasta último momento, el ex virrey confió en que su popularidad lo salvaría.
El fusilamiento de Liniers, prisionero de guerra ejecutado sin juicio, fue inspirado por el secretario de la Junta, Mariano Moreno, y se cumplió en un paraje llamado Monte de los Papagayos, a dos leguas de Cabeza del Tigre, a las dos y media de la tarde del 26 de agosto de 1810. Los cadáveres, cargados en carretillas, fueron arrojados en una fosa abierta en la tierra.
Cuenta la leyenda que las iniciales de sus apellidos fueron escritas en un árbol del lugar, formando la palabra CLAMOR (junto a Liniers habían sido detenidos Concha, gobernador; Allende, coronel; Rodríguez, asesor; Moreno, tesorero, y Orellana, obispo, al que, a último momento, le conmutaron la pena).
Allí yacieron, de manera anónima, durante 51 años, hasta que se los descubrió por casualidad, y fueron devueltos a los familiares durante la presidencia de Santiago Derqui.
Los restos del amado salvador de Buenos Aires y de los cinco fusilados de Cabeza del Tigre, viajaron a España en el bergantín Gravina, para ser enterrados en el Panteón de los Marinos Ilustres de San Carlos, Cádiz, bajo una leyenda que dice: "Juntos en la gloria como lo fueron en el infortunio".
Texto: Alvaro Abos Ilustraciones:Carlos Nine