sábado, 10 de octubre de 2009

La novia de la laguna...........



La palabra Champaquí, deriva del quichua: -Champa- vocablo que se refiere a césped o pastos con raíces en suelo de humedad permanente. Esta es una de las características del Cerro. El conocido quichuista Domingo Bravo, dice que la voz champa significa: césped arrancado para obstruir una corriente de agua, para limitarla o derivarla. En Salta la palabra champa se utiliza para designar trozos de tierra o de barro con raíces y también a la leña delgada, que es la primera que se coloca para encender el fuego.

El conocido lingüista Lafone Quevedo, encuentra el subfijo Qui o M en algunos apellidos indígenas y en algunos nombres de pueblos que llevan el del jefe o cacique indio.

El verde césped de la cumbre del cerro, los numerosos ojos de agua, la enorme cueva en la roca viva, ideal como atalaya para el dominio de una vasta extensión serrana, nos permite pensar que el cerro fue habitado por un cacique que reinaba en la Región del Césped (Champa-Qui).

He conocido por vecinos del valle de San Javier, en casa de Tomás Domínguez la leyenda de la novia de la Laguna. Después de la pampilla de la cima, farallones a modo de fuerte custodian una laguna circular, alimentada por arroyos. En los atardeceres se alza un suave vapor, que el sol tiñe de rojo y de oro. Entonces aparece una mujer de cabellos rubios envuelta en blanco y anaranjado tul: Es la novia de la Laguna. La conocía por Raúl Verde Paz como leyenda del Champaquí.

En una de las grandes cuevas, en la falda oriental, poco antes de llegar a la cumbre del cerro, vivía un jefe indio, que desde esa atalaya natural vigilaba toda la región. Desde ese amplio horizonte descubrieron un día gentes de raza blanca, al oeste en el Valle de San Javier. En una de sus incursiones al otro lado de la sierra, cortada a pico, raptó a una muchacha rubia de rara belleza. La llevó a su cueva de la montaña como hizo Bamba en el Valle de Punilla.

Las expediciones de los españoles, por rescatar a la chica fracasaron, pues la abrupta montaña no daba paso, que sólo se franqueaba por tres peligrosos desfiladeros: la cuesta de las cabras, la quebrada del tigre y la cuesta de las totoras.

No estaban resignados a perderla y en su angustia en la esperanza de verla, miraban al cerro. Sólo en los atardeceres sin niebla y luminosos, creían verla. El rojo color del crepúsculo y el blanco del vapor de agua, formando hermosas combinaciones, por un natural espejismo, reproduce una figura humana de mujer que parece danzar envuelta en gasas sobre la cabeza del Champaquí. Por eso la llaman la Novia de la Laguna.

Cielo de águilas y América india........



LA PROVINCIA DE LOS COMECHINGONES

La cordillera grande llamaban los españoles a la sierra de Viarapa o Chalaba, hoy Achala, que divide el valle donde se pone el sol o valle de Salsacate, poblado por tribus comechingones, del valle del sol que es el Valle de Calamuchita. Al sur del cerro Champaquí la sierra era llamada Yamcanta (Yacanto) es la que hoy denominamos Comechingones o sierra de Calamuchita.

La provincia de los Comechingones fue... "una verdadera isla arqueológica que mantuvo libre de influencias extrañas, la vieja cultura autóctona del Noroeste, cuando ella había desaparecido de otras regiones...”, afirma Francisco de Aparicio. Por relatos de Pedro Cíeza de León en la crónica de las guerras del Perú, que es un relato de la civilización incaica del siglo 15, publicada en Amberes en 1554 y por relatos de soldados de la expedición de Diego de Rojas que combatieron al lado de Francisco de Mendoza, conocemos que los comechingones defendieron su territorio contra la invasión española, "puestos en escuadrón" y peleando durante la noche "trayendo lumbre muy escondida", se protegían el cuello con collares de cuero, usaban flechas envenenadas y para impresionar se presentaban con las caras pintadas, mitad negras y mitad coloradas.

Los conquistadores españoles continuaron la expedición de Rojas y entraron en la región de "Córdoba del Tucumán'. Encontraron indígenas distintos a los conocidos, pues eran gente barbuda que vivía en cuevas semisubterráneas, característica de las tribus comechingones. Ha sido largamente debatida la vivienda de los primitivos habitantes de Córdoba. Las observaciones arqueológicas de Rex González en "los Fondos de vivienda" encontrados en Rumipal, coinciden con las informaciones históricas conocidas "las casas son bajas y la mitad de la altura que tienen están bajo la tierra y entran a ella como a sótanos…”.

Poco sabemos de sus fiestas y Barzana nos dice que los comechingones eran dados a cantar y bailar, después de haber caminado todo el día, bailaban y cantaban en coro durante la mayor parte de la noche. . . ".

De su vestido dice el Profesor Antonio Serrano que era la clásica camiseta peruana, "tejidas de lana de guanaco y guarnecidas con aplicaciones de chaguiras hechas con valva de caracoles. En invierno agregaban una manta también de lana como abrigo...”.

En su religión, según Cieza de León tenían por dioses al Sol y la Luna. Su alimentación era más completa que la de los actuales serranos, pues además del maíz, el zapallo, los porotos y los productos naturales como la algarroba, agregaban la caza de animales y la pesca que era abundante.