domingo, 2 de agosto de 2009

"El Paraíso"


"Pude ir a vivir a Florencia o a Rambouillet pero compré en cambio una casa en Córdoba porque creo que al país propio hay que sentirlo, juzgarlo, padecerlo, gozarlo, pero no abandonarlo. Hay que vivir y crear en el país de uno." Manuel Mujica Lainez


En una noche, extrañamente cálida de verano de los años 80, entré a "El Paraíso" llevada por circunstanciales amigos de vacaciones para conocer a "Manucho", fue quizás uno de los momentos que nunca voy a quitar de mis" memorias de viajes". En la puerta de la casa nos esperaba Manuel vestido de blanco y acompañado de su mujer Ana de Alvear, "Anita" para todos. Bucólico y extravagante como la casa misma, con el encanto y la distinción de clase heredada de siglos de aristocracia a la que se sumaba su infinita cultura y su amor al esoterismo, vivía en él una loca mixtura de Fé cristiana y paganismo. Él no lo sabía y era mi amigo desde hacía muchos años, de la mano de sus libros había comenzado mi adolescencia y seguía transcurriendo mi insolente juventud, que alardeaba por entonces de recién estrenados conocimientos universitarios como si tuviera el cúmulo de la Ilustración en mi vehemente cabecita. Creo que esa noche no logré articular más de veinte palabras, solo me dediqué a disfrutar ese encuentro único, escuchar, oír y tratar de aprender algo de esos seres únicos que la vida me prestaba...............................................................................................................................................



"A fines del 2006, despues de doce años de ausencia y cuando finalmente había logrado desprenderme de la que fue nuestra casa paterna, entré a "El Paraíso". Pedí hacerlo sola, el Museo y la Fundación estaban en ese momento intervenidos y no soy lo que se llama muy valiente. Había estado por última vez cuando murió mi madre y la velamos en el cuarto de las plantas que a ella tanto le gustaba. Lo que más recuerdo de ese día tan triste que marcaba el adios definitivo a un mundo que se acababa, es el perfume y el color amarillo y vibrante de las retamas.Llenamos canastos enormes con flores que después trasladamos a Los Cocos dónde está enterrada junto a mi padre......" Ana Mujica


Despues de muchos años volví a "El Paraíso", esta vez lo recorrí de la mano de una guía de la Fundación, sin embargo no la escuché demasiado, era encantadora y sumamente cálida, pero yo reviví "aquella" visita mía con Manucho vestido de blanco y Anita a su lado. Me llevaron por pasillos y habitaciones los fantasmas amigables de la casa y me sentí gratamente acompañada por ellos.
Reconocí aquellos objetos traídos de todo el mundo y de "La misteriosa Buenos Aires", me saltaba alrededor "Cecil", me invitaba a recorrer "El Laberinto" el ronroneo de Balzac que traviesamente me guió hasta "El hombrecito del azulejo". La casa se abrió como "El gran teatro", donde "Bomarzo" busca "El Escarabajo" y "El Brazalete" perdido seguramente en "El viaje de los siete demonios", en la sala de los retratos de la familia parecían escucharse las voces lejanas de los"Invitados en El Paraíso" y de "Los porteños", nadie faltaba , en el aire se percibía que "Aquí vivieron".
Cuando me fui, me llevé nuevamente aquella picardía de Manuel y de Anita, su refinamiento, su cultura, su exentricidad y sobre todo la alegría de reencontrarme con sus almas........................

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