viernes, 12 de junio de 2009

Victoria, canela morena........


"LA FLOR DE LA CANELA" fue una de las primeras obras de esa antología que la gran Chabuca dedicó a sus amigos, a gente que admiró y quiso, a quienes enmarcó y estampó en su lima tradicional. La propia Chabuca nos dice que esta composición la fue creando en forma progresiva, poco a poco, día a día, hilvanando ideas que surgieron de un continuo desarrollo de ocurrencias.

Cuenta que por ese entonces, tras recibir un premio por una de sus canciones, durante el almuerzo que siguió a la premiación hizo uso de la palabra el prominente historiador y también vecino barranquino, el Dr. Raúl Porras Barrenechea, quien durante su alocución pidió : "Piedad para el río, el puente y la alameda". Esa frase impactó profundamente a nuestra autora, quien confiesa que se convirtió en un estribillo, transformado luego en verdadero reto, que fue el punto de partida para la creación de "LA FLOR DE LA CANELA".

Un día de ese 1949, cuando se encontraba trabajando como demostradora de los productos "Helena Rubinstein" en la antigua Botica Francesa del jirón de la Unión, recibió la visita de su amiga de la infancia Doña Victoria Angulo Castillo de Loyola, apuesta morena de abolengo, pues era nada menos que la "Madrina de la Primera Cuadrilla de Cargadores del Señor de los Milagros", lo que constituye alcurnia negra en Lima.

Pensó en dedicarle una canción, y al evidenciar que en su cabellera ya peinaba canas, pudo captar un rubor en las mejillas de aquel fino rostro, surgiendo así los versos de "jazmines en el pelo" y "rosas en la cara"; al momento que la musa se despedía diciéndole "Niña, me voy caminando a mi casa", lo que indujo a la artista a imaginar su andar garboso y elegante "por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera" para dirigirse a su barrio en el Rímac, cruzando el río Hablador por el viejo Puente de Palo a fin de llegar a la Alameda del Tajamar, en la zona donde hoy se levanta el moderno puente de Santa Rosa, al final de la avenida Tacna.

Este recorrido imaginario lo enlazó con el estribillo motivador del Dr. Porras Barrenechea que sin cesar bullía febrilmente en su mente creadora. Aquella noche, su inspirada pluma compuso la mayor parte de la famosa canción, que fue afinando en los días posteriores.
Cuando el 29 de enero de 1976 la Municipalidad de Lima le concedió un diploma, se apresuró a acudir a la casa de Victoria Angulo Castillo de Loyola y se lo entregó junto con un ramo de flores y una tarjeta escrita de su puño y letra en que le decía : "Victoria queridísima, yo soy la popular, pero tú eres la importante".

Y en una entrevista televisada en 1983 para el canal 4 en Lima, declaró :"Esta canción a la que todo debo, la hice para Victoria Angulo, señora limeña de fina raza negra, por quien lima tendría que alfombrarse para que ella la paseara de nuevo. A ella y desde ella, esta canción como un ínfimo homenaje a esta admirable raza que nos devuelve con ritmo, con sonrisa y con bondad, los hasta ahora incomprensibles años de injuria de la esclavitud, lo que la historia aún no ha calificado. Esta es mi Flor de la Canela".


Chabuca sabor de canela

Recorrer el jirón "De la Unión", la Plaza Mayor, la Catedral, la Alameda, el sitio donde estaba el "Puente de Palo" sin tararear entre dientes partes aisladas de "La flor de la canela" a mí se me hizo algo imposible. Las estrofas y la melodía de La Chabuquita no se me separaban y busqué entonces la historia de aquella dama limeña que tenía "jazmines en el pelo y rosas en la cara ", y como siempre encotré algo más que una historia, por supuesto encontré una vida......

Déjame que te cuente...déjame que te diga la gloria.......

A fines de la década del 40 Chabuca Granda era empleada de la Antigua Botica Francesa en la calle "de los Mercaderes", hoy Jirón de la Unión, dónde conoció a Victoria Angulo de Loyola con la que entabló rapidamente una amistad. Victoria era una mulata nacida en 1891 y vivía en un corralón frente al Puente de Palo. En su casa se reunían sus primos y los mejores músicos del criollismo peruano y la joven Chabuca inmediatamente se unió a ellos. Para un cumpleaños de Victoria, Chabuca le dedica y regalas ese valsecito peruano que desde hacía más de un año había escrito. Ninguna de las dos se imaginó por entonces que se convertiría en el vals peruano más cantado en el mundo.