sábado, 1 de agosto de 2009

El regreso al castillo Mndel

Más de veinte años pasaron desde mi llegada al Castillo de Mndel y cuando hace menos de diez días recorrí el mismo sendero, las mismas galerías y respiré los mismos perfumes que hace dos décadas , experimenté la rara sensación que el tiempo se había detenido en ese lugar o quizás en mí. Cada paso que me llevaba a la imponente mansión no hacía más que recordarme los pasos dados hace muchos años atrás , con la diferencia que ahora sabía qué iba a encontrarme en cada recodo del camino , el bosque era mi amigo y el silencio me acompañó como entonces en esa escalada cercana al cielo. Un perro ovejero se hizo mi aliado en la marcha y parecía tener el alma de aquel perro amigable de la primera vez que estuve allí, corría como aquel y retrocedía para esperarme , buscando en cada regreso mi mano acariciadora que lo invitaba a jugar en la subida al castillo. Los perros, como las sombras y los árboles , son parte de algunos paisajes singulares que marcan nuestros recuerdos y algunos momentos de la vida. Desde mi llegada a La Cumbre, cuatro días antes ,tuve la obsesión de volver a ese lugar , para reconocerlo o quizás reconocerme en él, o por qué no? encontrar a la que en ese momento yo era .
Lo descubrí "habitable" y "habitado", con todo el confort típico de un lugar "solo para minorías", el té servido en la vajilla de la casa, las sábanas de percal con el hilado correspondiente, la cibertecnología a disposición del pasajero y el regalo de un paisaje que no muta y siempre regala a los sentidos el esplendor que nos arroba el alma, de mañana o al atardecer, en la nieve maravillosa de las sierras invernales o con el sol generoso del verano, y el cielo de un azul tan profundo como jamás podemos ver ni imaginar en la ciudad, todo perfecto.
Me quedé casi una hora, observando, disfrutando, recordando..........................................................
Cuando comencé lentamente a tomar el camino de regreso miré muchas veces para atrás y permanentemente me pregunté: ¿sabrán los que vienen hasta aquí las historias que oculta?......¿preguntará alguien quién fue su propietario ?.................¿contará alguien que todo lo que aquí se disfruta tuvo su inicio en muchos campos de concentración nazi?....................................
En ese momento me dí cuenta que parte de la que vió por primera vez esa casa principezca sigue en mí, con los mismos interrogantes y los mismos ideales.
Mndel , como hace más de veinte años representa para mí el misterio, el poder político , la impunidad, la complicidad de unos pocos y la miseria de muchos vivos y muertos. En su momento de esplendor fue refugio de ricos, poderosos e impunes, hoy sigue perteneciendo a un grupo que puede acceder a sus costos de privilegio. Sin embargo su delicioso contorno se dibuja entre el bosque y la ladera de la sierra como una dama espléndida, que mantiene el encanto de épocas pasadas......................................................