martes, 21 de junio de 2011

Puente de Picheuta ,camino de piedras a la libertad.....

A 21 km de Uspallata está el Puente de Picheuta mojón de la Ruta Sanmartiniana que cruza el río helado del mismo nombre. Una pequeña construcción que unía desde el siglo XVIII la Capitanía General de Chile con el Virreynato del Río de la Plata, que hoy en día es visitada por miles de turistas que se detienen a leer el cartel que reza RUTAS SANMARTINIANAS, y da cuenta de la gesta llevada a cabo hace casi 200 años en pos de la libertad de la Gran Patria Americana.
El pequeño puente realizado piedra sobre piedra unidas con tosca argamasa , parece el sendero de un camino liliputiense en donde hombres, mulas y caballos debieron hacer locos malabares para transitar tramos de los indómitos Andes.
Solo pensar que esas piedras fueron transitadas por los grandes hombres de nuestra historia , me llenó el alma de emociones muy fuertes y me llevó a la reflexión obligada de pensar en esos testigos mudos del tiempo y de los hombres de todas las razas. Por allí, sin duda, pasaron araucanos de Chile a nuestras tierras escapando de los arcabuces de Valdivia y Almagro, los hombres de San Martín junto a Soler y Álvarez Condarco buscando sacar a los godos de la Patria Grande, unitarios escapando a Chile en la época de Rosas, chilenos autoexiliados  después de la caída de Allende....................
Hombres, hombres, hombres, para un lado y para el otro, siempre buscando una tierra de libertad o por lo menos, un lugar de refugio para el cuerpo y las ideas. Para un lado y para el otro, ¿con ideas diferentes?, ¿con esperanzas distintas?, ¿con odios irreconciliables?.....................
Para un lado y para el otro, sin darse cuenta que todos pertenecemos a una misma tierra, naturales, gringos, hijos de inmigrantes, pero todos cobijados bajo el mismo cielo y acunados por las mismas estrellas.
Puente de Picheuta, testigo de la historia y quieto centinela de la esperanza de los hombres, bellamente rodeado de minerales de infinitos colores y protegiendo las heladas aguas cantarinas del deshielo que regalan un caleidoscopio de reflejos bajo el sol andino.
Me traje tu galanura de Caballero Templario, que custodió grandes hombres, grandes ideales e infinitas pasiones......................................

jueves, 16 de junio de 2011

Termas de Cacheuta, la fidelidad de una raza.......

Regresé de Mendoza maravillada por el encanto y el paisaje de Cacheuta, todavía al cerrar los ojos siento la tibieza del agua en mi piel y me invaden las imágenes de la montaña rodeándome para abrigarme y protegerme del resto del mundo. Un lugar dónde encontrar el calor de la Pacha Mama y regresar a la vida placentera intrauterina, donde el Nirvana es nuestra casa.
Busqué y rebusqué alguna leyenda sobre ese rincón del mundo y por supuesto, la encontré. Hoy quiero compartirla para disfrutar el placer de conocer un poco mas sobre la riqueza de nuestros pueblos originarios.





Un chasqui llegó, a las tierras de cacheuta, el poderoso cacique cuyos dominios comprendían el valle de Mendoza y los alrededores. Ante el gran curaca, el emisario refirió los acontecimientos ocurridos: la pérdida de la libertad de Atahualpa, el gran señor inca, descendiente del lnti, que, hecho prisionero esperaba ansioso el día de su liberación. Explicó al asombrado cacique la razón de su envío: llegaba a pedir su colaboración en el rescate del soberano prisionero. La fidelidad de Cacheuta no escatimó esfuerzos para cumplir con el mayor caudal a la salvación del señor de todos los quechuas. Convocó a sus vasallos, les exigió su cooperación y muy poco tiempo después un hato de llamas cargadas con petacas de cuero repletas de objetos de oro y plata estaban listas para emprender el viaje hacia el norte. El mismo cacique, al frente de un grupo de fieles vasallos, entre los que se contaban altos jefes guerreros, seria el encargado de comunicarlas. Partió la expedición. Las llamas, con sus pasitos menudos, acompañados del movimiento del cuello y la cabeza, marchaban llevando en el lomo la valiosa carga que iba a servir para dar libertad al soberano de los quechuas. Llegaron a las primeras estribaciones del macizo andino. Se internaron por los angostos vericuetos de la montaña y marcharon sin descanso en su afán de llegar cuanto antes a destino. Cerca de un recodo de la montaña distinguieron, a lo lejos, un grupo de gente armada que de inmediato reconocieron como enemigos. Previendo una traición, los indígenas se pusieron en guardia, y como primera medida decidieron esconder la valiosa carga en el más seguro lugar de la montaña. Grandes conocedores del terreno, nada les fue más fácil y muy pronto su tarea quedó terminada. Los adversarios, al notar que habían hecho un alto en el camino y les era imposible detenerlos al pasar donde se hallaban apostados, decidieron salirles al encuentro. Llegaron cuando Cacheuta y sus vasallos se aprestaban a hacer frente al ataque. El choque fue sangriento. Silbaban las flechas indígenas, haciendo víctima en uno y otro bando. La lucha fue desigual, pero encarnizada. Los indígenas, que supieron defenderse con valor, finalmente cayeron vencidos. Los contrarios, ya dueños de la situación, se lanzaron en busca de su objetivo, para lo cual trataron de arrancar su secreto a la montaña. Al llegar el lugar donde fue depositado el tesoro y cuando ya se creían dueños de él, chorros de agua hirviendo surgieron de entre las piedras, envolviéndolos. Hallaron la muerte allí donde fueron a buscar riquezas. Fue, según la leyenda, el espíritu de Cacheuta quien hizo brotar el agua que terminó con los que no le permitieron llegar a destino y cumplir la misión que como súbditos fieles se habían impuesto. Desde entonces esas aguas, originada en un sólo principio de solidaridad humana, llevan en si toda la bondad propia de tan alto propósito y se brindan a los que acuden a ellas en busca de alivio para sus males.
Para los lugareños, esas aguas son el símbolo de la solidaridad humana, llevan en sí la nobleza de su origen: la hermandad de los pueblos por su libertad. Desde entonces, se brindan generosas a los que acuden buscando alivio para sus males.

martes, 14 de junio de 2011

Puente del Inca ,naturaleza milagrosa y leyenda ancestral......


Se encuentra a 2.700 metros de altitud, sobre laCordillera de los Andes y entre los cerros Banderita Norte y Banderita Sur, en el Departamento Las Heras, distrito Las Cuevas. Dista unos 183 kilómetros de la Ciudad de Mendoza por la ruta 7, cerca del paso a Chile, y de la entrada principal delParque Provincial Aconcagua.
Esta curiosidad geomorfológica tiene unos 48 metros de longitud, 28 de ancho y 8 de espesor, y se encuentra suspendido a 27 metros sobre el río. Penden de él una serie de estalactitas, inflorescencias cálcicas y en invierno agujas de hielo.
La formación se produjo por la erosión hídrica del río Las Cuevas que creó un pasaje a través de las morenas (sedimentos por el retroceso de glaciares) depositados en el valle con forma de artesa ("U"). Las aguas minero termales cementaron luego la zona con una carcasa ferruginosa, lo que le otorgó su curiosa forma y un colorido en los tonos del naranja, amarillo y ocre.
Hasta aquí la ubicación geográfica y las características geomorfológicas de esta formación natural, sin embargo, estar allí provoca sensaciones y sentimientos que nada tienen que ver con la ciencia.
La leyenda cuenta que antes de la llegada de los conquistadores a la América india, el hijo mayor del Inca estaba gravemente enfermo sufriendo una extraña parálisis. Hechiceros, chamanes, sacerdotes y médicos buscaban un remedio para el extraño mal que aquejaba a uno de los Hijos del Sol. Ni las ofrendas a Viracocha y a Inti traían alivio a la casa real. Buscando desesperadamente la sanación del heredero, los guerreros del Inca partieron a los cuatro puntos cardinales del imperio y lejos muy lejos oyeron de unas aguas milagrosas. Partieron entonces del Cosqo el Inca llevando a su primogénito y un séquito de seguidores y custodios para hallar las aguas del milagro.
Desde el ombligo del mundo, tras largos meses de marcha, encontraron en los confines del Tahuantinsuyo el manantial mágico, sin embargo no podían cruzar el abismo que los separaba de la sanación. Los guerreros del Inca se abrazaron formando un puente humano y sobre sus espaldas el emperador pasó con su hijo moribundo hasta llegar a la vertiente donde finalmente recuperó la salud y la descendencia de los Hijos del Sol quedó asegurada.
El Inca volvió su cabeza para agradecer la bizarría de sus hombres, allí descubrió que aquellos valientes habían quedado petrificados formando el puente que hoy permanece desde ese tiempo...............................
Verdadera o no, la leyenda es maravillosa, habla de  amor y sacrificio por un ideal superior, habla de amistad y fidelidad sin límites, sentimientos que siempre unen a los hombres de todas las razas y creencias.
Puente del Inca es ,sin duda, mágico. Me produjo una suerte de comunión entre el cielo, la tierra y el silencio sonoro de los Andes. El aleteo perdido de un cóndor, el viento constante que invade los oídos, el gorjeo del agua corriendo inexorable entre las piedras, los ocres, los amarillos y los verdes de las rocas invadidas de azufre me regalaron un paisaje única y casi antinatural para mis ojos citadinos.
Para mí, era una asignatura pendiente llegar a Puente del Inca, era otro de los eslabones de la larga cadena maravillosa de la cultura incaica. Lugar y momento que no voy a olvidar, y que pienso atesorar como tantos otros en este maravilloso  camino de la vida.
Gracias Lili por haberme regalado ese momento...............................................................

domingo, 13 de febrero de 2011

sábado, 12 de febrero de 2011

Tigre Club, bello y eterno......................

Hoy convertido en el Museo de Arte , el espléndido edificio del Tigre Club (primer casino de Buenos Aires), muestra toda la belleza de la arquitectura de la Argentina agroexportadora de fines del siglo XIX.
San Isidro, San Fernando y Tigre fueron a fines del 1800 y principios del siglo XX los destinos veraniegos de acaudaladas familias de la aristocracia porteña , que repartían sus días de estío entre la rambla de madera de Mar del Plata y las costas del Río Luján.
Alejados de los ruidos molestos de la Gran Aldea, disfrutaban de la frescura deltaica, los perfumes de aromos, tilos y eucaliptos, los atardeceres de soles rojos y las fiestas casi palaciegas de sus espléndidas mansiones.
Pinoteas de Eslabonia, mármoles de carrara, piedras calizas italianas, vitreaux franceses ,jardines diseñados por Thais, techos de pizarra, pusieron el gusto europeo en estas márgenes que antaño fueron tierras guaraníticas.
El Tigre Club y luego el Tigre Hotel (hoy desaparecido su edificio), no pudieron menos que ser el reflejo de una Argentina próspera y refinada para el mundo.
Un estilo neoclásico marcó su fachada, y el gran puente que permitía a los caballeros disfrutar de un buen habano o un cigarrillo turco, ha conocido pasos de enamorados, de jugadores compulsivos y de pensamientos suicidas de algún heredero que perdió su patrimonio en largas noches de pocker y ruleta.
Sus luces se apagaron cuando brilló en otra costa el nuevo Casino ,destino indiscutible de los veraneantes que dejaron olvidadas las costas del río para pasar sus meses de descanso en la nueva Montecarlo sudamericana, Mar del Plata.
Hoy ha recuperado su esplendor luego de largo tiempo de restauración, y con un destino más noble se levanta orgulloso para el placer de locales y turistas de todo el mundo. el Museo de Arte de Tigre ex Tigre Club , nos sigue regalando su belleza y galanura desde las costas aleonadas del Río Luján.........................